jueves, 4 de agosto de 2011

Con V de vida, con V de ventana



He minimizado aquellas ventanas indiscretas por las cuales me asomaba a la vida de quienes me rodean. He abierto los cuartillos de aquellas que a menudo impiden que nos deslumbren los rayos del sol. El aire ha inundado cada una de las estancias. Me ha despeinado (como hace todo aquello que merece la pena). He salido al mundo de los olores, al mundo donde se arrugan los vestidos, a aquel donde hace falta más de un instante para conectar con la gente... porque es necesario mirar a los ojos y dedicar tiempo a las relaciones de carne y hueso.

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